Hace algún tiempo, no tiene
mucho en realidad, de hecho fue el martes de la semana pasada. Lo recuerdo
claramente, era de noche el cielo estaba lleno de estrellas y la luna se
asomaba brillante, alta bien alta, tan hermosa y tan plateada como siempre, el
aire era fresco y acariciaba con dulzura
las hojas de los arboles que se movían de un lado a otro, como bailando una
bonita melodía.
Pero bajo la carpa del circo
todo era muy diferente,
Hacía un calor insoportable, los
golpes del látigo aún dolían y todos teníamos sed y hambre.
Quizá fue por eso, que al ver
que todos los niños se habían ido y los domadores ya están dormidos, decidimos
reunirnos todos los animales.
El Elefante, el más viejo y el más
sabio de todos presidia la reunión.
-Tenemos que hacer algo- dijo el
tigre (molesto, muy molesto)
-hay que ponerle un alto a los
humanos-
Brincando el Mono y con todo
desesperado dijo
-Así es yo ya no aguanto más, yo
no soy payaso de nadie, yo quiero brincar libre por los arboles de la selva, y
no vivir en una asquerosa y apestosa celda-
-Vaya vida la nuestra
compañeros, gritos, golpes, puros malos tratos, yo ya no aguanto el
entrenamiento- dijo el Jaguar mientras enseñaba las heridas aun abiertas que le
hizo el látigo en su cuerpo,-tan bonitas manchas que adornan mi pelo, y ahora
con tanto golpe ya estoy como el domador; “cada vez más feo”.
El León también comento algo al
respecto,
-Tan mal alimentados estamos que
se me está cayendo el pelo, mi melena ya no brilla, parezco un peluche viejo-.
-Vamos a desquitarnos- Dijo el Mono,
mientras gritaba y azotaba las manos sobre el suelo.
- ¡SI! ¡SI!, ¡hagámoslo! ¡hagámoslo! Empezaron a gritar fuertemente todos los animales.
-Calmados hermanos, que no
estamos locos, dejen de comportarse como humanos- Dijo el Elefante para calmar
los gritos, tan calmado y como siempre tan educado; todos guardaron silencio…
El Elefante entonces continúo
diciendo
-Hemos sido esclavos del humano
por mucho tiempo, arrancados de nuestros hogares, condenados a una vida de maltrato y encierro, yo nací en la india,
un lugar que queda de aquí muy lejos, asesinaron a mi madre y a varios más de
mi manada, otros fuimos capturados transportados de manera horrible, muchos en
el camino murieron-
El Tigre entonces comento –Yo jamás
eh sido libre, naci en cautiverio, y al poco tiempo de haber nacido vendieron a
mi madre, solo eh conocido los golpes y el encierro, además le tengo un miedo
terrible a los aros de fuego.
El León comento muy serio – Eh escuchado
que cuando me sacan a la pista presentan a la salvaje bestia y al valiente
domador, que patraña; Yo jamás eh matado por placer, ni golpeado para
entretener, cuando era libre yo mataba solo para comer, ellos cazan por
deporte, matan sin hambre tener, ¡Brutos, todos son unos brutos!
El Jaguar volvió a tomar la palabra
-Las únicas bestias salvajes son
ellos, acabémoslos, es de noche están dormidos somos más fuertes estoy seguro
que venceremos.
El Mono grito diciendo
-Yo les apretare el pescuezo a
todos y les voy a jalar el pelo-
-Juro por mis rayas- Dijo el
Tigre – que cuando ese domador se despierte y se vea al espejo se dará cuenta,
aunque ustedes no crean que sea posible, que con mis garras lo deje más feo-
-Eso esta re difícil- Dijo el
mono – Si ese domador está bien feo-
-Por mis rayas que quedara peor-
reafirmo el tigre y se rio.
-Tranquilos hermanos- Dijo el
Elefante con un tono muy sereno – no podemos hacer eso, recuerden que la
venganza, es una práctica de la salvaje bestia humana, y recuerden que nosotros
como el humano ser, no queremos-
-Además , no todos son iguales “los
cachorros, los pequeños, los niños, hay unos que son muy buenos, pero los han
engañado estos cirqueros malvados, les dicen que los golpes que nos dan no nos
duelen, y que nos gusta vivir encerrados-
-Mejor vámonos de aquí, viajemos por todos lados, busquemos a los niños digámosles la verdad para que no vallan a los circos con animales y podemos vivir en libertad-