Del vaivén de las corrientes
Del andar de los caminantes
Yo soy la sombra que renueva
Todo espíritu cansado
Y reconforta con frescura
A los cuerpos fatigados
Yo fui el primer rascacielos
Orgulloso centinela
Hijo predilecto
De la madre tierra
Y abrazado vivo a ella
Extendiendo mis raíces,
Agarrándome fuerte
Para no separarnos
Para vivir eterno en ella.
Yo soy cobijo, albergue y regocijo
En mi la ardilla
guarda sus hijos,
El ave pone su nido, el niño juega,
Soy escenario de grandes cantores
Y galería de plumajes de bellos colores.
Soy hogar y leña, papel y lápiz
Agua, fuego, viento, tierra
Dualidad eterna.
Soy la base de la existencia
Y aun sabiendo esto
Nunca actúo con soberbia
Y como gesto de humildad
En mis ramas brindo frutos,
Que al humano alimentan.
El humano….
Ese ser tan extraño
Parece que ha olvidado
Que yo fui su primer hogar,
Que de mis ramas bajó,
Cuando quiso el mundo explorar
Aun no andaba erguido
Y su hablar no era como el actual
Aun no usaba herramientas
Y era temeroso al andar;
Jamás podría olvidar
A ese ser tan peculiar,
Curioso y con facilidad para crear.
Tenemos una larga historia juntos
En forma de lanza, me llevó de caza
Y a la guerra, en forma de barca
Lo llevé a surcar el mar.
He cuidado su vino,
Hemos molido maíz,
Lo conozco hasta la intimidad
Pues he sido cama y puerta.
Conozco muy bien su corazón,
Pues también he sido flecha
Conozco muy bien su ambigüedad,
Su extrema bondad
Y su locura violenta
Yo fui la cruz que acompañó
Al Cristo hasta la muerte
Lo he acompañado en la senectud
Y en la dolencia,
Pues he sido bastón y muleta
Hemos cargado juntos
Pues también he sido carreta
Hemos comido juntos pues,
Me he transformado en mesa…
La música es amiga nuestra
Pues soy guitarra, violín, arpa,
Jarana, claves o baquetas…
Pero eso el no lo entiende;
Lo he visto usar el hacha
De manera intransigente,
Encender la moto sierra
Brutal e inconsciente,
Montar sus monstros de metal
Para depredar de manera criminal
Perpetuando un legado de muerte,
¡El humano!...
Ese ser tan extraño
Capaz de hacer de hacer brotar
La vida de la tierra pues domina a la perfección
La magia de la siembra y la cosecha
Pero capaz también de erradicar
Toda vida en este planeta
Escocida por excelencia, terrible bestia
Cuando la ambición se hace manifiesta
Cree ser el dueño de la vida
Y poder destruirla y comprarla a voluntad
Pero no hay moneda que pague
¡Nada!!Nada!! puede comparar
La frescura que produce
¡Bajo un árbol
respirar!
Héctor Alarcón B.
Héctor Alarcón B.
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